Las amenazas móviles, tanto internas como externas, van en aumento, y la cadena de seguridad empresarial es tan fuerte como su enlace más débil. Así lo advierte Michael Raggo, director de la firma de seguridad empresarial móvil MobileIron Security Labs, tras la presentación del Informe de riesgos y seguridad para móviles del cuarto trimestre de 2015.
El informe de MobileIron aborda un conjunto específico de amenazas y riesgos, incluidos los fallos de cumplimiento, dispositivos dañados y riesgos de pérdidas de datos en las implementaciones empresariales móviles.
La conclusión más alarmante es que más del 50% de las empresas tienen al menos un dispositivo móvil que no cumple con la normativa. Un dispositivo puede no cumplir con las normativas por una variedad de motivos, como que el usuario deshabilite la protección del número de identificación personal (PIN), pierda un dispositivo, carezca de políticas actualizadas, etcétera. Los dispositivos que no cumplen con la normativa generan un espacio de ataque más amplio para el malware, las usurpaciones y el robo de datos.
“Un único dispositivo dañado puede introducir malware en la red empresarial o permitir el robo de datos empresariales sensibles que estén alojados detrás del muro cortafuegos”, explica Raggo. “El riesgo real es que las empresas subestimen la gravedad del problema. Un único dispositivo dañado que no sea detectado constituye una violación. No importa si una compañía pierde millones de registros o solo uno; aún así es una violación. Para todas las compañías, pero especialmente para las que operan en sectores altamente regulados, este es un problema enorme”.
Además, la cifra de dispositivos dañados aumentó de manera marcada durante el último trimestre del año. La cantidad de empresas con dispositivos dañados aumentó nada menos que un 42%. Una de cada 10 compañías tenía al menos un móvil dañado por una fuga o una filtración de datos.
Al mismo tiempo, los atacantes utilizan nuevas herramientas para que resulte más difícil identificar los dispositivos dañados. MISL ha encontrado variantes de herramientas de fuga, así como herramientas antidetección que esconden el hecho de que un dispositivo tiene una fuga y, así, crean un falso sentido de seguridad en caso de que no se detecte.
Otras conclusiones destacadas de la investigación son que menos del 10% de las empresas ejecutan parches que dejan al dispositivo vulnerable a la pérdida de datos, o que el 22% de las compañías tenía usuarios que habían quitado el PIN que elimina la primera línea de defensa. Asimismo, el 95% de las empresas no cuentan con protección ante malware móvil.
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