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Eric Grimson (MIT): “Facebook no fue la primera mejor idea de Mark Zuckerberg, sino la octava”

Si Silicon Valley es la cuna de las TIC, el Instituto Tecnológico de Massachusets, conocido popularmente como MIT, es su vientre. En este centro fundado en 1861 se han forjado algunas de las innovaciones y patentes que han cambiado el mundo. Durante la Segunda Guerra Mundial y en la Guerra Fría, el instituto se convirtió en una pieza muy importante de I+D para EE.UU. Hoy, es el caldo de cultivo de muchas startups y la salsa para muchos emprendedores relacionados con el mundo de la ciencia y la tecnología. No en vano, entre los engresados y profesorado que han pasado por la institución, se pueden sumar ochenta premios Nobel.

Su canciller, Eric Grimson, ha estado presente en un desayuno del Foro España Innova celebrado en el Hotel Ritz de Madrid. Allí ha contado un poco más el funcionamiento de esta prestigiosa universidad y ha dado algunos consejos sobre cómo deberían ser las universidades del futuro, según su parecer. El canciller cree que este tipo de centros deben ser abiertos y acoger a gente de todas partes y países, porque el talento puede surgir de cualquier sitio. También opina que es necesario abrir la universidad a gente con menos oportunidades por la misma razón.

“Las nuevas tecnologías han supuesto una revolución en la enseñanza. El móvil lo cambia todo, está cambiando todo el concepto de educación”, señala el representante del MIT. “Muchos exámenes ya se hacen online. Los estudiantes pueden estudiar en cualquier lugar, en cualquier momento. Eso nos hace replantearnos cosas, como ¿qué es hoy en día una clase? ¿Necesitamos un anfiteatro con seiscientos asientos”.

Grimson también aboga por la flexibilidad y variabilidad de las clases y también de los grados o carreras. “Los estudiantes aprenden mejor, tienen una experiencia más personalizable. Hay algunos que son más visuales y otros necesitan experimentar. Tenemos que adaptarnos a ellos y sacarles partido”, aconseja.

Cómo funciona

Aunque la educación y la investigación han sido dos de los grandes perjudicados por los recortes y medidas de la administración en los últimos años, centros como el MIT despiertan admiración en España. ¿Cuáles son sus secretos? Grimson ha contado muchos de ellos. Una de las claves es la mezcla de la educación con investigación desde el comienzo, no como algo circunscrito a los últimos años de educación superior. “La gran mayoría de estudiantes está trabajando en proyectos. Ellos pueden defender ideas. No importa la edad que tengan”, señala.

Otro de los aspectos es el de considerar esos proyectos como negocios futuribles, con oportunidades económicas. En este sentido, brindan un ecosistema de apoyo para los emprendedores incipientes. “El emprendimiento o la innovación están en todo el campus. Tenemos sesenta cursos en este sentido. Ayudamos a realizar planes de negocio, mostramos los proyectos a firmas de capital riesgo. El resultados con 130 compañías con capitalizaciones de mercado de más de 5.000 millones de dólares”, apostilla el responsable del MIT.

No obstante, Grimson ha revelado que el MIT no toma ninguna participación económica en los proyectos o startups a las que proporcionan medios. “Nos basta con sentir que les ayudamos y que vienen años después a darnos las gracias”, asegura el docente.

De este centro han salido proyectos pequeños que se han convertido en grandes empresas y tecnologías. En el MIT, por ejemplo, se forjó el servicio de almacenamiento en la nube Dropbox. Muchas de estas compañías han considerado también que le deben algo más que unas gracias a la universidad y le han dado a esta suculentas donaciones. De hecho, según informa Grimson, solo el 40% de los ingresos del MIT salen del propio centro.

En la universidad americana también se proporcionan oportunidades a los emprendedores sociales o con proyectos que tienen vertientes sociales. Así, se crean espacios de trabajo especiales para estos estudiantes.

El MIT también ha sido un pionero en la educación online y el concepto de ‘cultura abierta’. En 2001 crearon el proyecto OpenCourseWare y comenzaron a colgar todos sus materiales didácticos en línea. Muchos de ellos son accesibles de manera gratuita. Según ha revelado el canciller, la financiación de esta plataforma para remunerar a los docentes por sus trabajos proviene principalmente de cursos profesionales, algunos de los cuales se ponen a disposición de las empresas e instituciones por precios bastante ajustados, cercanos a los 50 dólares.

Otra de las ideas del MIT es que la universidad tiene que ser un lugar para profundizar conocimientos que gusten o motiven a los profesores y estudiantes. “Tenemos una política de que cada profesor un día a la semana haga lo que le guste. Puede escuchar problemas, investigar sobre una materia, etc. Es lo mismo que en Google, donde los empleados cuentan con parte de su tiempo de trabajo para proyectos propios. La idea es que la gente hable entre ellas, sobre todo la gente interesada en aplicar cosas”, manifiesta.

Los deberes para las universidades españolas

La secretaria de Estado de Innovación, Carmen Vela, y el secretario General de Universidades, Fernando Morán, han mirado con envidia sana y admiración al modelo del MIT y han preguntado a su canciller qué tienen que hacer los centros españoles para parecerse a esta especie de ‘hub tecnológico’ y cómo afrontar la transición.

Grimson asegura que, en primer lugar, es necesario que se produzca la ‘cultura del cambio’ en nuestro país. “Si tienes una idea, debes defenderla y lucharla. Debéis defender el cambio”. Este cambio también tiene que hacerse patente en los profesores y su adaptación. El responsable del MIT habla de ‘meritocracia’ y afirma que no importa cuántos estudios o publicaciones tenga alguien, sino “la repercusión o impacto de las mismas, cuánta gente tenga una copia de ellas”.

La tercera cosa que debemos modificar en España para parecernos al MIT, según el canciller, es fomentar la cultura del fallo. “Para tener éxito hay que fallar, tomar grandes riesgos. Una vez hablé con Mark Zuckerberg y le pregunté que si Facebooj había sido su primera mejor idea. Se echó a reir. Me confesó que fue la octava”, cuenta Grimson.

Alberto Payo

Redactor jefe de ITespresso.es. Comunicador audiovisual y periodista digital desde hace más de una década y tecnológico desde hace casi 7 años. Dentro de las TIC, interesado por la movilidad, las startups, los emprendedores y las apps. Fuera de ellas, aficionado al cine, la fotografía, los cómics, los viajes y los monólogos.

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