España se encuentra a la cabeza de la investigación bioinformática “básica” o aplicada con financiación pública, según subraya el Instituto Nacional de Bioinformática. “Como en otros tantos sectores, una de las tareas que tiene pendiente este país es la implicación del sector privado y de la industria en el I+D en bioinformática. La madurez del sector se alcanzará cuando la inversión pública y la formación de expertos tengan respuesta en las compañías privadas”, añade la entidad.
Asimismo, en palabras de Alfonso Valencia, director del Instituto, “entramos en la era de biología de sistemas y los investigadores intercambian complejos tipos de información biológica o de herramientas para procesarlos, por lo que la bioinformática es fundamental, así como la universalización de los ordenadores”.
Hoy en día, la tarea principal de la bioinformática se ha convertido en proporcionar sentido biológico a la ingente cantidad de datos que proporcionan la biología molecular, la geonómica o la proteómica, ya que la mera acumulación de los mismos no conlleva un aumento en el conocimiento, añade al respecto la institución.
“La mayoría de los bioinformáticos son autodidactas que han migrado desde la biología a la informática, o de la física y las matemáticas a la biología. Esta situación inusitada, impulsada por la rápida evolución que está sufriendo la bioinformática, hace que los típicos análisis y consultas a las bases de datos que poco a poco se van popularizando, empiecen a quedarse obsoletos rápidamente, y que las nuevas técnicas permanezcan sólo en los dominios de los expertos, quienes insisten en que familiarizarse con los recursos disponibles y los métodos bioinformáticos debe ser una parte esencial de la biología moderna”.
En los últimos años ha destacado el desarrollo de software avanzado para la predicción de genes y el análisis comparativo de genomas, así como distintas iniciativas en torno a la optimización de los servicios médicos; de hecho, un interesante ejemplo es el empleo de los biochips que facilitan los diagnósticos por parte del equipo médico, en especial en los casos de problemas genéticos. Además, la reciente presentación por Genoma España de cuatro plataformas tecnológicas (Banco Nacional de ADN, Centro Nacional de Genotipado, Instituto Nacional de Bioinformática y el Instituto Nacional de Proteómica) ha puesto las bases de un importante despegue para la investigación española.
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