Las espinilleras cuentan con dos sensores, por un lado un sensor de proximidad que sólo se comunica entre ellas, por otro un sensor de impacto. De esta manera la falta se detecta cuando ambos sensores se activan, es decir un impacto con otra espinillera.
Así de manera abstracta parece hasta una buena idea, pero claro, el que ha inventado esto probablemente no ha jugado mucho al fútbol porque muchas patadas no llegan a las espinilleras, aparte de las otras miles de posibilidades de faltas.
¿Tiene esto sentido o uso real? Ninguno, pero curioso es un rato, aunque ya puestos a invertir dinero ¿por qué no crean balones que se deformen y con efectos especiales como en Óliver y Benji?— Dani Burón [IEEE]
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