Los archivos digitales de esta nueva era en la que vivimos no hacen sino confundir al usuario. Está bien eso de poder descargarte música desde Internet, películas y otro tipo de contenidos, en multitud de formatos? Pero llega el momento de reproducirlos y claro, no todo vale para todo. Antes, cuando nos limitábamos a las cintas VHS o Beta, el tamaño te lo decía todo. Nada más verlas sabías para qué sistema habían sido creadas. Después llegó el CD de música y te compraras el reproductor que te compraras podías escucharla.
Quizá los problemas empezaron cuando los usuarios accedimos a los grabadores, y con ellos a decidir el formato en que grabar la música o las películas: AVI, MP3, WMA o DVD+R, DVD-R, VCD, SVCD, por poner unos ejemplos, teniendo, eso sí, muy claro que los diferentes dispositivos que tenías en casa pudieran reproducir los contenidos.
Hasta aquí hemos sido los usuarios los que, más o menos, hemos escogido. Pero el mercado de las descargas legales de música online, que ha puesto al descubierto un negocio valorado en 32.000 millones de dólares, además de abrir los ojos a muchas compañías para adentrarse en el mundo de las descargas legales, cualquiera que sea el tipo de contenido, ha generado una serie de confusiones a los usuarios , que vnunet.es ha tratado en varias ocasiones.
En el terreno de la música, el más extendido actualmente, Apple y Microsoft utilizan sus propias tecnologías de gestión de derechos digitales para distribuir contenido en sus propios formatos. Esta separación hace que el contenido sea incompatible con algunos dispositivos, de forma que la música comprada en el servicio de Microsoft no pueda ser reproducida fácilmente en el iPod de Apple, por ejemplo.
Este caso concreto es el que ha llevado a un grupo de compañías de la talla de Matsushita Electric Industrial (Panasonic), Royal Philips Electronics, Samsung Electronics y Sony, a crear la Marlin Joint Development Association, cuyo objetivo es asegurarse de que el contenido con protección de copia como películas o vídeos puedan reproducirse en cualquier tipo de dispositivos electrónico, independientemente del fabricante.
Y esto es intrínsecamente bueno porque el usuario no tendría que preocuparse de compatibilidades entre ficheros y dispositivos. Pero el proyecto Marlin se está iniciando sin contar con Apple o Microsoft, cuyos formatos son muy utilizados en el mercado. De esta forma, si la tecnología Marlin se incluye en los productos de cuatro de los grandes fabricantes de productos de electrónica de consumo, el mercado podría cambiar considerablemente y, lo que es más importante, añadir una nueva tecnología de protección de copia con la que volver locos, más aún, a los usuarios.
Con cada inicio de nuevo año el mundo entero se llena de buenos propósitos. Ojalá la estandarización, con mayúsculas, sea la de 2005.
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