Los líderes empresariales siguen haciendo frente al impacto de la COVID-19 y ha sido en estos momentos cuando se han dado cuenta de lo importante que es priorizar el aprendizaje y el crecimiento de los empleados.
La formación resulta fundamental para contribuir a la productividad de la empresa y para mantener motivados a los empleados a que tomen las riendas de su desarrollo profesional. Por eso, Shelley Osborne, vicepresidenta de Aprendizaje en Udemy, ha querido compartir los cuatro errores más comunes que cometen las empresas en sus estrategias de formación:
- Emplear enfoques tradicionales. Las estrategias de formación que no se adapten a un modelo digital se quedarán obsoletas porque los trabajadores están acostumbrados a consumir contenidos digitales en sus dispositivos móviles, y las estrategias deben adaptarse a esta nueva realidad, que con la pandemia se ha acentuado aún más.
- No prestar atención a las habilidades más demandadas. Los cambios que han tenido lugar en el entorno laboral son, sin duda, una llamada a la acción para que los responsables de Recursos Humanos actualicen los programas de formación. Así, entre las habilidades que ahora cobran una mayor importancia, se encuentran la adaptabilidad, la flexibilidad, el liderazgo y la creatividad.
- Limitar la formación a un único departamento. La formación ya no puede quedar relegada a un solo departamento, sino que debe ser un asunto de toda la organización, intrínseco a todos los ámbitos de trabajo. La creación de una buena cultura de aprendizaje es la mejor manera de fomentar el crecimiento de toda la organización.
- Contratar nuevo talento en lugar de formar a los empleados. Todavía algunas empresas eligen prescindir de ciertos trabajadores con habilidades obsoletas y contratar nuevo talento. Sin embargo, todavía no existen perfiles cualificados para muchas de las habilidades tecnológicas que están emergiendo, o son escasos en la actual bolsa de trabajo. Además, cuesta 6 veces más contratar un nuevo perfil para la empresa que formar a un empleado.
En este contexto, si las empresas no se comprometen con un aprendizaje continuo perderán su ventaja competitiva dentro del mercado. Al hilo de esto, Shelley Osborne ha compartido algunas soluciones para desarrollar una cultura de aprendizaje dentro de las organizaciones:
- Desarrollar y fomentar el aprendizaje ágil. Las organizaciones deben brindar a los empleados tiempo para aprender y cultivar habilidades útiles. De este modo, cuando se enfrentan a situaciones desconocidas, podrán aprovechar sus conocimientos para resolver cualquier problema
- Crear una cultura de ‘feedback’. Es decir, cada vez que se ejecute una tarea, es recomendable dar a los empleados una valoración sobre el trabajo realizado con las áreas a mejorar. Esto es igual de importante que resaltar sus puntos fuertes para mantener el espíritu y la motivación del empleado.
- Utilizar técnicas de marketing. Los equipos de I+D han descubierto la importancia de utilizar técnicas creativas y de marketing en los programas de formación para no perder el interés de los trabajadores.
- Incorporar el aprendizaje en todos los aspectos de su trabajo. Los empleados deben entender que el aprendizaje forma parte de su trabajo. Asimismo, es importante que tomen consciencia de que su propia experiencia individual será de gran utilidad a otros compañeros.