¿Los emprendedores nacen o se hacen? Esta es una cuestión que se ha abordado en múltiples ocasiones y que tiene diversas respuestas. Muchos abogan porque no hay un ‘ADN emprendedor’ como tal y es algo que responde a factores culturales, que se puede aprender e incluso entrenar.
Un estudio publicado en febrero y llevado a cabo por investigadores de la Universidad Reichman (de Israel) atribuye los orígenes de este impulso emprendedor a los primeros años de vida. O más bien, identifica los cimientos en las edades más tempranas que luego serán la base para montar negocios.
Los autores han descubierto una relación directa entre la teoría del apego y la personalidad emprendedora. Este concepto de la psicología fue desarrollado por John Bowlby entre 1969 y 1982 y sostiene que los bebés nacen con un sistema innato que busca crear una relación segura y significativa con su cuidador principal (la figura de apego).
La teoría defiende la necesidad de los bebés de formar una relación segura con estas figuras como un requisito básico para la supervivencia, como la alimentación.
Los investigadores examinaron el desarrollo de rasgos emprendedores basados en un modelo interpersonal de apego. Para realizar el estudio analizaron la relación entre el apego y las tendencias empresariales en tres culturas diferentes, Israel, Singapur y Reino Unido, con más de 900 participantes.
Los resultados de la investigación mostraron que un patrón seguro en las relaciones se vincula positivamente con los rasgos empresariales.
Es decir, tener confianza en los demás no solo favorece el crecimiento en las relaciones, también se vincula con el desarrollo de una tendencia de personalidad emprendedora necesaria para la puesta en marcha de un negocio.
Los emprendedores cuentan con una naturaleza creativa y un enfoque proactivo con el que descubren y desarrollan oportunidades, tienen que confiar a menudo en otros, como mentores, inversores y socios y deben asumir riesgos, tener responsabilidad, autoeficacia e innovacíón.
Los investigadores realizaron el estudio online fijándose en aspectos culturales relevantes para el emprendimiento: individualismo (frente a colectivismo), miedo a la incertidumbre (frente a su aceptación) y jerarquía cultural (alta frente a baja) .
El nivel de apego se midió mediante dos escalas: ansiedad en las relaciones y evitación de las relaciones.
Las personas con apego ansioso tienen miedo de ser abandonadas y generalmente perciben el mundo como una amenaza. Las personas que evitan el apego prefieren actuar solas y tienden a desconfiar de los demás.
Una puntuación baja en ambas escalas refleja un patrón de apego seguro, mientras que una puntuación alta en al menos una de las escalas refleja un patrón de apego inseguro. Las tendencias emprendedoras se midieron como una constelación de cinco rasgos que es importante poseer como empresario.
Los resultados de la investigación muestran que cuanto más seguro es el apego, es decir, cuanto menos ansiosas y evitativas se muestran las personas, mayor es su tendencia emprendedora.
Es decir, los hallazgos sugieren que la capacidad de explorar, desarrollar e iniciar se origina en la primera infancia y se desarrolla a lo largo de la vida cuando las relaciones significativas con los demás fomentan el desarrollo saludable y la autonomía y, por lo tanto, el éxito emprendedor.
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