Hay una concepción generalizada entre los usuarios de que Facebook es un ente malvado que quiere dejar a todo el mundo sin privacidad que no deja dormir a Mark Zuckerberg por las noches. La lógica y la propia red social no se cansan de repetir su argumento: si lo que quieren es que la gente comparta, no tiene sentido tener a los usuarios desconfiados. Y así, cambio tras cambio de privacidad, Facebook intenta caminar hacia ganarse esa confianza mientras son examinados por usuarios, autoridades y defensores de la protección de datos.
Esta semana volvió a ocurrir: Facebook anunciaba nuevos cambios en sus controles de privacidad, encaminados, aseguraban, a hacer que todo estuviese más claro, que todo fuese más fácil. En vez de estar separados por varios menús, los controles se juntan ahora bajo uno solo, que además incluye “atajos” siempre muy a mano para que el usuario pueda comprobar y cambiar qué tiene configurado.
Otro de los cambios va encaminado a facilitar que el usuario sepa qué está pasando con lo que comparte, a quién está llegando, si algo que ha ocultado del timeline resurge en el muro de algún otro contacto.
En general los nuevos cambios han sido acogidos con buenos ojos, aunque hay uno más que ha vuelto a despertar las suspicacias y las críticas: desaparece la opción de decidir si quieres o no aparecer en el buscador de Facebook. Ahora todos los perfiles son “buscables”.
Hacia la confianza por el camino de la claridad
Este último polémico cambio que ya está haciendo que muchos grupos de defensa de la privacidad se lleven las manos a la cabeza tiene, no obstante, una razón de ser muy sencilla y que, a pesar de lo que pueda seguir pareciendo a primera vista, busca precisamente continuar ayudando al usuario a confiar en Facebook. Muchos de los usuarios que escogían no aparecer en los resultados del buscador de Facebook creían que por extensión su perfil era simplemente invisible para cualquiera que no fuese su contacto. Nada más falso.
Todos los perfiles de Facebook, aparezcan o no en el buscador, son visibles: en las listas de amigos de sus amigos, cada vez que interactúan con algún contenido de otro usuario, etc. Pinchar en el nombre lleva al perfil. Y los usuarios que creían que eran invisibles se enfadan al darse cuenta de que no lo son.
El objetivo de Facebook con todos estos nuevos cambios es ganarse la confianza de los usuarios para que sigan compartiendo cosas al facilitarles las herramientas para escoger quién lo va a ver. “Nuestra prioridad número uno es no sorprender a los usuarios con nuestros controles”, aseguró Samuen Lessin, director de gestión de producto de Facebook. Porque un usuario sorprendido (“¿por qué mi jefe ha podido ver esta foto?”) es un usuario desconfiado. Un usuario desconfiado no comparte. Y si los usuarios de Facebook dejan de usar la red social, la firma deja de tener datos valiosos. Datos valiosos para la publicidad, para los ingresos.
Facebook busca la confianza. La cuestión es, ¿lo logrará a estas alturas?
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