Están Siri, Cortana, Google Assistant, Alexa y creíamos que también M, el asistente que Facebook empezó a probar hace algo más de un año en Messenger. No obstante, esta semana durante la conferencia de desarrolladores F8, aunque sí fue mencionado, no fue lo más destacado. ¿La razón? Como admiten desde la misma compañía, los chatbots son todavía algo primitivos en su parte de de chat. Y ¿para qué sirven si no nos entienden?
En un año en el que todos parecen querer hacer creer a los usuarios que la promesa de la inteligencia artificial ya está aquí, lo presentado por Facebook en el F8 sorprende por esa admisión y en cierto modo retirada preventiva. Hace un año todo eran chatbots; ahora, el vicepresidente de Messenger, David Marcus, se defiende diciendo que nunca los llamaron así, según informa The Register. «Los llamamos bots. La gente se tomó de forma demasiado literal durante los tres primeros meses que el futuro va a ser conversacional».
El discurso de la compañía no es el de que la tecnología todavía no está lo suficientemente desarrollada como para que un chatbot pueda tener una conversación en la que no se note demasiado que se está hablando con una máquina, sino que los usuarios no están interesados en chatear con los negocios. Quieren hacer, no hablar. Reservar una mesa en un restaurante directamente desde Messenger, pero no a través de la conversación. Un menú y unos botones son más claros.
¿Son apps, entonces? Marcus insiste. Son bots y «no van a reemplazar a las apps. Lo que estamos haciendo es muy diferente». ¿Qué es un bot en el contexto de Messenger? Según lo presentado esta semana, algo que se puede usar en la app de mensajería para hacer cosas como poner una canción a la gente con la que estás hablando (con el bot de Spotify), ver las noticias o hacer una reserva online. Puedes también hacerles preguntas —a algunos, muchos ni siquiera tienen campo para escribir—, pero la respuesta será una preprogramada si tu duda es una FAQ o una persona real al otro lado contestando. No es un chatbot porque no hay inteligencia artificial. Pero que no sean apps es bastante discutible.
Cuando en 2011 Facebook decidió eliminar el chat de la app y convertirlo en una aplicación independiente llamada Messenger, la explicación que dieron fue que lo ideal era tener varias apps que hicieran una cosa bien, y no una sola que hiciese muchas cosas de forma regular. Aunque hubo críticas por tener que descargar una nueva aplicación, lo cierto es que la experiencia de chatear en la app de Facebook nunca había sido buena. Messenger nació para cambiar eso.
En seis años cambian muchas cosas y los anuncios hechos esta semana —y los que llevan ya un tiempo llevando extras a Messenger— dejan claro que lo de «una app, una acción» ya no es una filosofía que sigan en Facebook. Es casi como si desde la compañía se hubiesen cansado, como muchos usuarios, de la sobrepoblación del feed de noticias de Facebook y hubiesen visto en Messenger un lienzo casi en blanco al que llevar cosas, pero más ordenadas.
La idea es precisamente la contraria a la inicial: no tener que cambiar de app para realizar ciertas acciones. Si estás organizando una cena con amigos, no tener que irte a Facebook a reservar (o, peor, ¡llamar por teléfono!), sino poder hacerlo desde el lugar en el que estás. Cambiar de aplicación, defienden desde la compañía, corta el flujo de pensamientos. ¿Compartir una canción copiando y pegando una URL a Youtube? Mucho más fácil ir a por el bot de Spotify y que aparezca de forma más rápida e integrada.
La crítica principal a la que se enfrenta Facebook desde hace unos meses es la de estar haciendo que Messenger sea un poco caos. Las novedades anunciadas esta semana pretenden reorganizar y mejorar la navegación, pero siguen el camino de llevarlo todo ahí. De paso, sin hacer ruido e intentando evitar grandes titulares, se deshacen durante un tiempo del quebradero de cabeza de los chatbots. Mucho mejor tener simples bots de los que nadie espera conversación.
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