Un estudio muestra la falta de confianza existente de los inversores por las co-fundadoras de startups

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La visión estereotípica del emprendedor como varón, blanco y joven perjudica a las mujeres emprendedoras para acceder a una inversión inicial, según la investigación.

Una nueva investigación realizada en la Universidad de Economía y Negocios de Viena ha analizado la sobrerrepresentación de hombres en las startups y cómo afecta a las mujeres que tratan de lograr financiación para sus empresas.

El estudio, liderado por Sonja Sperber y Christiian Linder, ha usado tres fuentes para recopilar los datos: la base de datos de empresas emergentes Crunchbase, sitios webs de startups y los datos públicos de las compañías. Los investigadores también sondearon 107 equipos de startups.

Los datos hallados ponen de manifiesto que una de las barreras de las mujeres para emprender en el sector tecnológico es que hay una percepción de que este tipo de compañías son fundadas por alguien que es joven, blanco y hombre.

Según los investigadores, dicho estereotipo juega un papel muy importante en las startups tecnológicas donde los modelos comerciales tienen más incertidumbres que los de otras industrias.

Esto significa que los inversores buscan formas de compensar la incertidumbre apostando por nuevas empresas que conservan el rol tradicional de co-founder.

En este contexto los representantes del capital riesgo considerarían que invertir en empresas puestas en marcha por co-fundadores resultan menos inseguro que hacerlo en las iniciadas por co-fundadoras, porque encajan en este estereotipo.

“Aunque la ‘característica distintiva’ de las mujeres fundadoras es importante para los inversores, no juega un papel crucial”, explica Sperber. “Si bien las emprendedoras deben ser lo más diferentes que sea posible para destacarse de la competencia, el estudio ya sugiere que ser mujer ya se desvía demasiado del estándar normativo“, añade.

La investigadora también comenta que “como resultado, las fundadoras no pueden demostrar su valía en primer lugar, porque simplemente se les niega la oportunidad o la financiación de los inversores para hacerlo, independientemente de su educación o experiencia”, concluye.

Buscando nichos

El estudio también constató que los programas de educación o apoyo a las mujeres emprendedoras tampoco han demostrado ser muy efectivos para cambiar las cosas.

Los investigadores sugieren que esto se debe a que el problema básico no radica en la educación y la capacitación, sino que se remonta a que las fundadoras que se desvían demasiado del estereotipo del emprendedor.

Como posible solución -aunque bastante discutible- los investigadores proponen identificar nichos de mercado en los que las mujeres no estén o estén menos representadas, y trabajar para establecer un estereotipo alternativo que se filtre en el sector tecnológico.