Gracias a un adhesivo se coloca en la parte de atrás de casi cualquier móvil o tablet. Mientras no lo necesites se queda plegado ocupando muy poco espacio, cuando lo abras tendrás un lugar perfecto para, con dos dedos, sujetar una especie de T que sostiene el dispositivo.
Vale, no es como si lo tuvieras pegado con los poderes de Magneto o una ventosa, pero es suficiente como para que un descuido no suponga que se te caiga de las manos y emules al protagonista del famoso cuadro de Evard Much. Además facilita mucho más la escritura con el pulgar.
FlyGrip también se puede colocar en una segunda posición para que sirve soporte en la mesa u otras superficies. Aún así, ninguna de estas “habilidades” justifica el desorbitado precio de 29 dólares. Si al menos incluyera una punta con ricina… [The Gadgeteer]
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