Esas veladuras y desenfoques propias de cámaras de antaño se pueden conseguir hoy con un poco de procesado informático, pero nada como el asbor añejo de lo analógico, de lo manual.
Aquí entra el uso moderado y sabio de un poco de vaselina extendida sobre el objetivo de tu cámara, especialmente sobre la lente exterior. Pudes untar de vaselina también el cuerpo de la lente, pero no respondemos sobre la facilidad para enfocar.
Esa capa de vaselina hará que los bordes de la imagen queden difuminados, con la luz difusa, logrando una distorsión que puede llegar a ser artística.
Por supuesto lo recomendable es aplicar la vaselina sobre un filtro barato, no propiamente sobre esa óptica que tanta pasta te ha costado, ya que la posterior retirada de la vaselina puede ser complicada, laboriosa y requerir un proceso de limpieza en el que puedes dañar la óptica.
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