Le han dado el nombre de Freedom Driver, y es una versión miniaturizada del voluminoso armatoste que se aprecia al principio del vídeo, el cual lo tenía atado sin posibilidad se separación.
Todavía quedan cuestiones sobre la batería, como por ejemplo si sería capaz de mantener a aparatos como un hígado o riñón artificial. De hecho, tiene que ser constantemente revisado para ver si todo marcha bien, mientras esperan que haya un corazón (orgánico) disponible para su transplante. De lo contrario, no descartan que Okeke mantenga para siempre su corazón artificial.
Me pregunto si en la vejez será más seguro un corazón artificial que uno natural, pero ya cansado y débil. Si perfeccionan más este tipo de dispositivos, ¿empezaríamos a reemplazarnos los órganos para vivir más? La mayoría de las causas de defunción vienen por ataques al corazón.
Os preguntaréis cuánto cuesta el dispositivo: 100.000 euros, más 14.400 anuales de mantenimiento. Desde luego, no van a poder poner uno en las más de 3000 personas que esperan un corazón para vivir, pues a esa cifra asciende la lista de espera. Cosa que tendría que concienciarnos para hacernos donantes: al menos, si me voy al otro barrio, espero que mis órganos le sirvan a otro. —Javier G. Pereda [CBS News]
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