El hecho de que las gafas usen lentes fijas de una sola graduación hace que no sólo cueste más fabricarlas, sino también que se tengan que fabricar, combinar y montar para cada persona. Si a nosotros a veces el coste de unas gafas nos puede parecer abusivo, imaginaos en países menos favorecidos.
Ante esta situación, el británico Joshua Silver inventó una gafas que se basaban en 2 membranas muy finas y un gel de silicona. Para ajustarlas basta un panel de referencia e ir introduciendo más gel hasta que se pueda leer el panel nítidamente.
El sistema no sólo es sencillo de usar, sino que además resulta realmente barato, costando actualmente unos 17 euros cada par de gafas, aunque se pretenden rebajar los coste hasta llegar a poco más de 1 euro. También se intenta mejorar su diseño para hacerlas más atractivas.
El Banco Mundial espera poder distribuir hasta 200 millones de estas gafas en países en vías de desarrollo. Desde ITespresso esperamos que lo consigan y que esta iniciativa lleve a otros muchos a hacer cosas tan geniales.
Además, tampoco tenéis que tener la pinta de un gnomo steampunk hippie como su creador, simplemente una buena idea que mejore el mundo y ganas para haceros escuchar.— Dani Burón [The Guardian]
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