La Comisión Europea y Google han alcanzado finalmente un acuerdo para resolver el abuso de posición dominante en el sector de las búsquedas por parte de la corporación estadounidense. Google se compromete a dar a los servicios ofrecidos por tres rivales un protagonismo comparable a los suyos en los resultados de búsqueda.
A partir de ahora, los usuarios de Google en Europa verán cómo los resultados de búsqueda se muestran de forma diferente. Cuando Google promocione sus propios servicios y productos, como hoteles, restaurantes o tiendas especializadas, los servicios de tres rivales se mostrarán en una manera que sea “claramente visible” y “comparable” con los enlaces de Google, informa el Wall Street Journal.
Pero hay elementos impopulares de sus propuestas anteriores que todavía permanecen. Los rivales tendrán que comprar el espacio de lso anuncios a través de una subasta, lo que significa que tendrían que pagar a Google para que se muestren en un lugar destacado. Los competidores también argumentan que el hecho de que sus vínculos aparezcan sombreados disuadirá a los usuarios de hacer clic en ellos, ya que se verán más como anuncios publicitarios, no como los resultados de búsqueda genéricos. Además, los algoritmos de búsqueda de Google se mantendrán sin cambios.
El pacto entre Google y las autoridades antimonopolio de la Unión Europea cierra un proceso de más de tres años, en el que fracasaron las dos tentativas anteriores de acuerdo y el gigante de Internet fue amonestado varias veces por el responsable europeo de Competencia, Joaquín Almunia. Google tendrá que cumplir el acuerdo durante los próximos cinco años y se desiganará un monitor independiente para comprobar que no se hacen cambios que lo vulneren.
Para Google, el acuerdo significa que va a evitar una investigación formal en profundidad de los reguladores de la UE y una posible multa de hasta el 10% de sus ingresos anuales globales. La compañía, que ha utilizado una estrategia de conformidad para zafarse de las demandas antimonopolio a ambos lados del Atlántico, ha logrado evitar cambios radicales en su negocio de búsquedas. Y también ha eludido una confrontación con las autoridades europeas de la competencia, que ya le ha costado a Microsoft un total de casi 2.000 millones de euros en multas en la última década.
Quizá por eso, Google ha valorado positivamente el acuerdo, manifestando su confianza en que los “cambios significativos”, como los denominó su consejero general Kent Walker, que adoptará en su manera de operar en Europa resuelvan los problemas denunciados por la Comisión.
En cambio, los competidores de Google y los consumidores europeos no están tan contentos. Para la organización de consumidores BEUC, el acuerdo es “profundamente decepcionante” y está “muy por debajo del objetivo de garantizar una elección del consumidor justa en relación a las búsquedas online en Europa”.
Saliendo al paso de las acusaciones de haberse plegado a las propuestas de Google, Joaquín Almunia declaró que “Google es dominante, por supuesto, pero eso no es lo que está siendo investigado. Lo que tenemos que eliminar son los abusos de esta posición que obstaculizan la competencia… y matan la innovación”.
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