Grandes avances de la Ciencia moderna: el abrefácil llega a los condones

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Mira que hemos llevado a un hombre a la Luna (y lo hemos traído de vuelta vivo), nos comunicamos de forma instantánea con cualquier persona de cualquier lugar del planeta y todavía no había caído nadie en desarrollar este invento que sí que ayuda a la Humanidad.

Ha tenido que llegar el diseñador londinense Ben Pawlee a liberar una de las dos manos (y a veces incluso la boca o algún instrumento cortante potencialmente peligroso en estas situaciones) que solemos necesitar para extraer el preservativo de la envoltura que lo protege. Algo tan sencillo como una solapa pre-perforada que, al presionarla con el pulgar hacia arriba, como si abriésemos un sobre, abre la envoltura y deja el condón al descubierto.

A partir de ahí tu habilidad para colocártelo es cosa tuya, majete.

Las microperforaciones (qué cosica da emplear este término hablando de estos temas, ¿verdad?) no afectan en absoluto a la integridad del látex porque se ciñen a la capa exterior de la envoltura. Una membrana interior más delgada es la que se encarga de preservar al preservativo y sólo mediante una tracción forzada por el desplazamiento de la membrana exterior llega a romperse, liberando al Chubasquero de la Bestia.

Ahora llega el momento “¿cómo no se me ha ocurrido a mi?” y es cuando te revelamos que el concepto surgió en una reunión que trataba de abordar los problemas de hemiplejicos y semiparalizados con dificultades en distintos ámbitos para valerse por sí mismos. Afortunadamente hay gente así de ingeniosa y por eso este diseño se expondrá próximamente en la Feria de Diseño del Museo Victoria & Alberto de Londres. -[Core77]