Guía rápida para comprarse una videocámara

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Llegan las vacaciones y junto con la cámara de fotos y el móvil, la cámara de vídeo es el tercer “gadget” tecnológico más usado en verano. Pero para comprarse una ¿qué hay que saber?

Aunque cada vez más las cámaras de fotos y los móviles permiten realizar grabaciones de vídeo, la calidad obtenida con ellos no es la más adecuada. Al fin y al cabo, tanto una cámara como un teléfono permiten realizar vídeos básicos pero su óptica no está preparada para este fin.

Entonces, si no tenemos cámara de vídeo, ¿cuál nos compramos? ¿cómo elegir una adecuada? Aquí la clave está en ver las distintas que hay y estudiar sus características para escoger la más adecuada a nuestras necesidades.

En líneas generales podemos encontrar, en función de dónde se graba el vídeo, tres tipos de cámaras: Mini DV, DVD o HDD. Las dos primeras utilizan un soporte para almacenar la grabación (discos o cintas), mientras que la HDD lo hace en el disco duro interno que posee la propia cámara.

Además del método de almacenamiento, la calidad de la imagen también marca una nueva diferencia. Así, las cámaras pueden ser de calidad normal (DV) o de con calidad HDV (Vídeo de Alta Definición). Las primeras son las más habituales, ratio 4:3 y ofrecen una resolución 720×480 en el mejor de los casos. Mientras, las de Alta Definición son la última moda. Éstas permiten una mayor calidad de imagen manejando generalmente resoluciones de 1280×720 (720p) ó 1440×1080 píxeles (1080i) en ambos casos con un ratio panorámico (widescreen) de 16:9. El sistema de compresión del vídeo en alta definición es MPEG-2 con un flujo de 25 Mbps, es decir, la calidad de un DVD.

Aquí nos encontramos con la referencia 1080i, que significa que graba imágenes de hasta 1080 líneas en resolución vertical entrelazada o no progresiva. El otro caso que puede aparecer es el de 720p, que indica el número de líneas en resolución vertical progresiva o no entrelazada.

Estas son cámaras de vídeo que graban las imágenes en pequeñas cintas magnéticas. Es un estándar mundial acordado por diversos fabricantes. El formato DV es el más estándar para vídeo. Fue creado en 1996 y su excelente relación calidad-precio hizo que se convirtiera en el más popular para el consumidor. La imagen se comprime mediante el algoritmo DCT y su posterior trasmisión a un ordenador se hace a través de un puerto Firewire o IEEE 1394.

Las cintas miniDV tienen tres modalidades de duración: 30, 60 y 80 minutos. La pega que tienen es que para buscar una escena tendremos que rebobinar o avanzar la cinta hasta llegar al punto exacto. Lo típico de estos soportes. A pesar de todo son las más utilizadas por la mayoría de los consumidores sobre todo por su reducido precio actual.

En la actualidad poseen modelos de estas cámaras: Sony, Panasonic, Sharp, JVC, Canon, Sansung, Grunding y Thomson.

En este grupo encontramos las cámaras que graban en discos DVD de 8 cm. Utilizan una compresión de la imagen en formato MPEG, que ofrece una calidad algo menor que los MiniDV.

Una de los principales problemas que han tenido estas cámaras fue la reproducción de sus discos en DVD domésticos pues inicialmente no eran compatibles lo que planteaba una enorme complicación para ver los vídeos. Era necesario convertirlo a otro formato. Afortunadamente desde 2002, los nuevos reproductores existentes en el mercado son ya compatibles, eso sí, para evitar problemas, como en los DVDs convencionales, habrá que cerrar la sesión de grabación. Otra pega que tienen es que el disco hay que formatearlo antes de volver a grabar.

Por el contrario, el acceso a escenas es inmediato, en contra de lo que ocurre con las cintas magnéticas. De todas formas, estas cámaras están, poco a poco, cayendo en desuso.

No confundir con las HDV (Alta Definición). Las cámaras HDDV (Hard Disk DV) son aquellas videocámaras DV que guardan los vídeos en un disco duro interno que poseen.

La principal ventaja es a la hora de pasarlo al ordenador. El proceso es tan sencillo como copiar el archivo de vídeo como un fichero cualquiera, no hace falta convertirlo ni ningún proceso de importación como en los casos anteriores. Además, utiliza una conexión USB 2.0 estándar y el hecho de que disponga de memoria interna, nos evitará llevar cintas o discos encima. Claro que el problema está en que estamos limitados a la capacidad del disco duro. Si lo llenamos, tendremos que buscar un dispositivo para vaciarlo y seguir o dejar de grabar.

La mayor parte de estas cámaras comprimen en formato MPEG-2, que ofrece una calidad algo menor que el vídeo convencional, pero se puede buscar una cámara de Alta Definición y problema solucionado. El principal problema ahora mismo es el elevado precio de estas cámaras.

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