Ahora que todo se filtra, que los eventos de las grandes tecnológicas parecen seguir un guión que todos los interesados en el tema ya se han ido aprendiendo en las semanas anteriores, Google consiguió algo que ya nadie espera: la sorpresa. No fue ni la nueva versión de Android, ni el nuevo Nexus 7. Fue Chromecast, un pequeño dispositivo que parece salido directamente de todo lo aprendido con el fracaso de Nexus Q. La smart-TV, la unión de Internet y televisión que no acaba de arrancar, podría haber por fin encontrado su camino.
¿Por qué? La primera razón es el precio: Chromecast cuesta solo 35 dólares, lo que está por debajo de Roku, el set-top box que hasta ahora era más barato en Estados Unidos (50 dólares) y es un tercio de los 100 dólares que cuesta la Apple TV. Lo más probable es que aquí Google haya seguido la estrategia de vender un dispositivo a precio de coste o por debajo confiando en que los ingresos lleguen por otro lado: la publicidad pasa a la tele. Nexus Q costaba 300 dólares.
Otro de los puntos en los que Google ha pensado a la hora de crear su nuevo set-top box es el de la sencillez y la facilidad de uso. Cuando hace un año presentaron Nexus Q, aquella extraña esfera de streaming, pocos comprendieron de qué se trataba exactamente. Con Chromecast todo parece muy claro y, además, muy sencillo de usar: solo hay que conectar el dispositivo a la entrada HDMI de la televisión, como si fuese un USB, configurar el wifi y listo. La televisión se hará inteligente y podrá reproducir contenidos en streaming desde múltiples smartphones y ordenadores.
Compatibilidad y multitarea
Otro de los puntos en los que Google ha sabido jugar bien es el de la compatibilidad: no es necesario tener un teléfono Android para usar Chromecast. Puede controlarse desde Android o iOS, así como desde cualquier ordenador con el navegador Chrome. Eso en cuanto al lugar desde el que recibir contenidos. La televisión, por su parte, puede ser cualquiera con puerto HDMI (algo que es un estándar desde hace ya unos años). La inteligencia de la caja tonta está de pronto mucho más a mano.
Además, Chromecast promete algo que Apple todavía no hace con su Airplay: el smartphone al que se conecta puede hacer otras cosas. La segunda pantalla es real, mientras que en Airplay de Apple de momento el iPhone al que se conecta queda inhabilitado para cualquier otra tarea. Chromecast, en definitiva, permite la multitarea, algo muy práctico en la era en la que la televisión se entiende un poco menos sin estar comentándola en directo vía Twitter.
Todo esto, no obstante, no es ninguna garantía para el éxito de Chromecast. Si bien tienen muchos ingredientes que deberían facilitárselo, faltan también algunos detalles: de momento las apps disponibles son pocas (aunque conectando con Chrome todo se amplía), y el hecho de que la conexión sea solo vía wifi puede hacer que el streaming no funcione tan bien como si se pudiese conectar a un cable Ethernet (esta opción sí la tiene Apple).
Al final, como siempre, todo dependerá de si los usuarios abrazan Chromecast y de si el pequeño dispositivo de verdad es todo lo que promete. Habrá que ver qué hace la competencia. ¿Bajará de precio la Apple TV? No parece que tengan mucha opción.
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