Un sencillo molde metálico con la forma inconfundible del ratón más famoso de la factoría Disney se coloca sobre la sartén. En su interior dejamos caer el huevo (una vez sacado de su cáscara, muy importante este punto) y la temperatura del aceite hirviendo hará el resto por nosotros. La cosa tiene poco misterio.
El resultado, como puede verse en la fotografía, es simplemente delicioso. Y quizá disfrutable no solo por los más pequeños de la casa. Y por un precio casi irrisorio, alrededor de 5 € casi es una ganga para hacer más divertido el suculento acto de comerse unos huevos fritos. ─Antonio Rentero [Amazon]
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