El IBEX fue concebido para estudiar los confines de nuestro sistema solar. En el mismo extremo está el “termination shock”, donde acaba el sistema solar y empieza el espacio profundo. El “termination shock” es también el punto en el que los vientos solares de nuestra cálida estrella empiezan a disminuir y, eventualmente, desaparecer. El viento solar protege al sistema solar de la radiación mortal que satura el espacio profundo. Para hacerlo, envía iones en todas direcciones a más millón y medio de kilómetros por hora y de forma constante. Los científicos creen que el viento solar evita que el 90 por ciento de la radiación llegue a los planetas del sistema solar.
Pues bien, al parecer dichos vientos han llegado a sus niveles más débiles en los últimos 50 años. De hecho, en los últimos 10 años su intensidad se redujo un 25 por ciento. ¿Quieres saber por qué? Pregúntaselo al IBEX, que por eso va para allá. Si las cosas siguen así, al final lo que acabará con el planeta será el espacio profundo, no el ser humano. Eso, por si os sirve de consuelo. — Rafa M. Claudín [Bloomberg]
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