Dos iniciativas en dos disciplinas distintas se han puesto en marcha. Por un lado, Dell quiere extender a las grandes empresas del sector la obligatoriedad de reciclar la mitad de lo que producen, mientras que Wanadoo ha dado un paso definitivo a la hora de eliminar los dialers de los ordenadores de sus clientes.
Quizá las decisiones tomadas de forma unilateral por ambas empresas no tengan las repercusión de las adoptadas por el sector en términos generales, sin embargo son un ejemplo que debiera ser seguido. La recompensa probablemente provendrá del usuario, que sabe reconocer mejor que nadie los esfuerzos en convertir la informática en un campo lo más humano posible. Entre otras cosas ello pasa por mantener la salud del planeta y cuidar al cliente.
Son en estos aspectos en los que la legislación tendría que ejercer cierta presión, ya sea incentivando esta actitud u obstaculizando las contrarias. El crecimiento sostenible pasa por pequeños detalles como el impedimento a la filtración de dialers o grandes acciones como comprometerse en el reciclaje de los equipos.
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