Internet: ¿sólo palabras?

Libertad es una de esas palabras que ofenden a quienes tienen el control. Internet tuvo su puesta de largo bajo el amable palio de la libertad de expresión, bajo el bienintencionado principio: ?tu libertad [de expresión] termina donde empieza la del de al lado?.

Ahora parece que tenemos un tira y afloja constante entre los paladines de la Red más libre y algunos gobiernos, de esos a la antigua usanza, de los que gustan tener un control férreo sobre la realidad. El control informativo que ejerció el Gobierno americano durante la guerra de Irak se vio sorprendido por la extensión de los blogs, difíciles de identificar como enemigo y, por lo tanto, incontrolables. Aunque la eficacia de los blogs en este sentido fue escasa (la dispersión, rara vez conduce a la fuerza), sí dieron pistas de por dónde van a ir los tiros de la libertad online en un futuro inmediato: a través de la libre expresión personal allí donde la realidad no sea tan terca como para quitarnos esas ideas de la cabeza.

De momento, quien más alegrías no da es Google, que mantiene su línea inicial de buen rollito, discusiones entre sus fundadores aparte, poniendo su tope al Gobierno americano en su voraz búsqueda de datos. Yahoo!, sin embargo, nos ha dado un disgusto con su permiso inmediato al Gobierno chino para obtener los datos de uno de sus usuarios. ¿Es ésta la intimidad que podemos esperar de nuestras visitas al ciberespacio? El ciudadano chino, detenido al parecer con la aportación de Yahoo!, se limitó a expresar opiniones contrarias al Gobierno chino? Quizá con eso de que era un navegante del futuro se olvidó de que su tierra era más limitada y más peligrosa, perdió el sentido de la realidad.

Claro que a veces la realidad no tiene mucho sentido, si pensamos que Ye Lang fue detenido por escribir, entre otras cosas, un ensayo titulado: ?Convirtiéndose en un americano en espíritu?, cuando en los Estados Unidos se practicaría parecida violencia institucional contra la Red. Si no fuera por los googlepaladines, una capa muy delgada para separar la política de dos países aparentemente antagónicos. Si las cosas siguen por este camino acabaremos teniendo nuestro cibermayo por las libertades 2068.