El enfriamiento de la economía es una realidad en esta primera mitad del año 2008. Todo el mundo en la industria TI se pregunta ahora si la inversión en tecnología seguirá creciendo al mismo ritmo que durante los últimos años, frenará en seco o se verá incluso impulsada por la búsqueda empresarial de ventajas competitivas.
Tras una más que posible recesión en el mercado de Estados Unidos, líder tradicional del consumo tecnológico, la desaceleración del mercado TI en Europa ofrece cada día signos más evidentes. Las grandes consultoras –tanto IDC como Forrester o Gartner- han rebajado las previsiones de crecimiento de este mercado a cifras que rondan el 6%, aunque el software y los servicios parecen verse menos afectados que los segmentos de equipamiento informático y servidores.
En España, el mercado TI no podrá permanecer ajeno a las consecuencias de la desaceleración económica. Incluso las reestructuraciones y reducciones de plantilla planean ya sobre las delegaciones españolas de grandes multinacionales tecnológicas. Todo ello, a pesar de que a finales de 2007 se desató la alarma por la falta de personal cualificado para satisfacer la demanda del sector de tecnologías de la información.
Para que el sector TI español siga mejorando su productividad y rentabilidad –manteniendo un crecimiento superior al 10% como el de los últimos ejercicios-, será necesario que las empresas identifiquen, más que nunca, a la tecnología como la principal aliada para sus objetivos de negocio. Los rankings de competitividad sobre la industria TI de diferentes países que se han publicado en el último año revelan, no obstante, que España sigue estando muy alejada de los puestos de cabeza. Este retraso se debe a debilidades en la inversión en I+D, en el capital humano disponible y en el marco legislativo.
Solventar los tiempos difíciles será, por tanto, más fácil gracias a medidas gubernamentales de apoyo como la recientemente aprobada Ley de Impulso a la Sociedad de la Información o la Ley de Acceso Electrónico de los Ciudadanos a los servicios públicos. La posible creación de un Ministerio de Investigación y Desarrollo ha sido también muy bien acogida por las empresas tecnológicas. La plena incorporación de la pyme al desarrollo tecnológico, la eterna asignatura pendiente de nuestro país, será otro de los caballos de batalla del sector. Las propuestas para mantener saneada esta industria van desde el desarrollo de nuevas redes de banda ancha al impulso de la administración electrónica, la protección del capital intelectual, la mejora de la confianza en la tecnología –que pasa por reforzar los mecanismos de seguridad y potenciar el uso del DNI electrónico y los certificados de firma electrónica- o la convergencia de los medios digitales.
De esta desaceleración económica, como del famoso crack de Internet que afectó a la industria TI hace unos años, saldrán reforzadas aquellas empresas que sepan mejorar su oferta, optimizar sus costes y apostar por la innovación. La extensión de las tecnologías inalámbricas, el incremento de los niveles de seguridad en los sistemas TI o las nuevas herramientas de movilidad son algunas de las tendencias que forman ya parte de la realidad empresarial española y que podrán empujar al sector a superar la debilidad.
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