Será falta de imaginación, pero me cuesta mucho pensar que algún día las piscinas municipales tendrán dispositivos como este Isophone flotando en las esquinas. Según sus diseñadores se trata de una mezcla de “teléfono y tanque de flotación”. Ya me veo practicando el estilo perro (de natación, mal pensados) familiar en una piscina, hasta que me reclaman por megafonía: “Señor Claudín, tiene una llamada en el tanque de flotación número 3.” Sólo es un concepto, de los de “problemas que uno no sabía que tenía”. Y esperemos que no salga de ese estadio. — Rafa M. Claudín [Dvice]
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