Kalanick ordena investigar un supuesto caso de acoso sexual en Uber

La firma de ridesharing Uber lleva varias semanas que no sale de una polémica y ya se mete en otra. A los ya habituales desencuentros con las autoridades locales o con sus conductores se le han sumado el caso #DeleteUber, las diferencias con Donald Trump o, la pasada semana, la demanda de un ejecutivo francés por romper su matrimonio. Este domingo la compañía ha recibido un nuevo varapalo, en la forma de acusaciones de acoso sexual.

Susan J. Fowler, ingeniera de Uber entre noviembre de 2015 y diciembre de 2016, ha publicado una entrada en su blog en la que explica que su supervisor le envió una serie de mensajes en los que le insinuaba la posibilidad de mantener relaciones sexuales. Fowler informó de estos mensajes a recursos humanos y a otros superiores a su jefe que, bajo la excusa de que era la primera vez que tenían constancia de conducta inapropiada por parte de ese trabajador, se limitaron a darle a elegir entre aguantar en el equipo o cambiarse a otro.

La ingeniera decidió cambiarse, conociendo a otras mujeres con historias similares acerca de su jefe. Aunque volvieron a reportarlas a recursos humanos, no hubo mayor reacción. Con los meses, Fowler intentó moverse dentro de la empresa, encontrando nuevos ejemplos de política sexista que llevaron, en última instancia, a que dejase Uber. Desde que comenzase a trabajar en la firma hasta su salida, Fowler dice que la fuerza de trabajo femenina en su departamento pasó de un 25% a un 3%.

Ante esto, el CEO de Uber, Travis Kalanick, ha encargado una investigación urgente. En un comunicado remitido a Reuters, Kalanick ha descrito las acusaciones como abominables, explicando que van contra los principios de Uber. “Intentamos hacer de Uber un lugar de trabajo justo, y no hay absolutamente ningún lugar para este tipo de comportamiento en Uber, y cualquiera que se comporte así o piense que es aceptable será despedido.”