La agencia antimonopolio japonesa advierte a Intel

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El organismo asegura que la compañía ofreció descuentos a los fabricantes nipones que aceptaron limitar sus compras de chips producidos por AMD y Transmeta.

Intel ha recibido una advertencia de la agencia antimonopolio de Japón por presuntas prácticas desleales, en la segunda medida de esa naturaleza adoptada por ese organismo contra un gigante de la informática tras una acción similar contra Microsoft en julio del año pasado.

Tras conocerse la noticia, Intel ha cuestionado la advertencia, que fue emitida contra la unidad japonesa del mayor fabricante mundial de microprocesadores y no conlleva una multa monetaria.

El organismo regulador ha asegurado que la división perjudicó la competencia en el mercado de microprocesadores al ofrecer descuentos a cinco fabricantes japoneses de computadoras personales que aceptaron no comprar o limitar sus compras de chips producidos por los rivales de Intel como Advanced Micro Devices (AMD) y Transmeta.

La agencia ha asegurado que tales prácticas se habían venido realizando desde mayo de 2002, después de que el ingreso al mercado de computadoras de bajo precio fomentara la competencia en el sector, lo que llevó a los fabricantes japoneses de PC a volcarse hacia los chips de AMD y Transmeta.

Intel ha afirmado que sus prácticas comerciales eran justas y legales y ha manifestado su inquietud por considerar que el fallo del organismo no estaba en línea con los principios antimonopolio comúnmente aceptados en todo el mundo.

“Hay un amplio consenso que sostiene que los reguladores sólo deberían intervenir cuando hay pruebas de un daño a los consumidores. Es aparente que la recomendación no contempla suficientemente esos importantes principios”, ha asegurado en un comunicado el vicepresidente de Intel, Bruce Sewell.

Los microprocesadores de Intel, el cerebro de las computadoras personales, representan casi el 90 por ciento del mercado japonés, según el organismo regulador.

La agencia ya estudió las acciones de la unidad de Intel en Japón en abril pasado en una investigación por presuntas violaciones a las prácticas antimonopolio. Además, la Comisión Europea aseguró en aquella ocasión que estaba cooperando con el país nipón en la investigación.