La Comisión Europea se opone a una decisión de la CMT
Bruselas no está de acuerdo con la autorización a Telefónica del regulador español a utilizar su red de fibra óptica en exclusiva.
La Comisión Europea tiene previsto bloquear hoy la decisión de la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones de no obligar a Telefónica a compartir su red de fibra óptica con otras operadoras.
Telefónica no ha podido comenzar a ofertar la conexión a Internet de 30 megas, cumpliendo el calendario previsto, porque está teniendo problemas con los reguladores y la oposición de otras compañías que reclaman su derecho a hacer uso de su infraestructura. El primer choque fue con la CMT, que paralizó el servicio hasta que Telefónica no asegurase que accedía a compartir su red con otras compañías y después de la denuncia interpuesta con France Telecom que exigía a Telefónica “detener la comercialización de sus servicios”.
Finalmente la CMT ha autorizado a Telefónica para que comience con el servicio sin ofrecer esas garantías, y el ejecutivo comunitario ha tomado cartas en el asunto para impedir que esto ocurra. El regulador español dictaminó que era suficiente con que Telefónica abriese sus canalizaciones para que otras empresas pudiesen extender sus propias conexiones.
La Comisión Europea ha informado que enviará una carta a la CMT expresando “ciertas dudas” sobre esta decisión, lo que supondrá una reapertura de las conversaciones que pueden durar hasta dos meses. Según EP, en el 80 por ciento de los casos estas discusiones desembocan o en la retirada de las medidas propuestas por parte del regulador nacional o en el veto de la Comisión.
Bruselas considera que el acceso a las canalizaciones es necesario pero no suficiente para asegurar que haya competencia en el sector.
Posición dominante
La operadora española ha tendido varios choques con la Comisión Europea en materia de libre competencia.
Telefónica tuvo que pagar el año pasado una multa de 151,875 millones de euros por abuso de posición dominante en el mercado de banda ancha entre 2001 y 2006. Según el regulador comunitario, la compañía cobraba a sus rivales precios excesivos para hacer uso de su infraestructura, dejando poco margen de beneficios para compartir.