Para ello han partido de un compuesto denominado difluoruro de xenón (XeF2) un cristal blanco usado principalmente para grabar conductores de silicio. El material ha sido sometido a enormes presiones gracias a dos “yunques de diamante”.
El proceso ha consistido en llegar al millón de atmósferas de presión, momento en el cual las moléculas de XeF2 forman estructuras de red tridimensionales capaces de almacenar la energía mecánica de la compresión en energía química.
Probablemente este descubrimiento suponga grandes avances para la electrónica y la ingeniería química, pero lo que nosotros estamos esperando es que algún día nuestros portátiles aguanten durante semanas a base de “cubitos de hielo metalizados”. La respuesta, dentro de unos años.— :Dani Burón [Nature Chemistry]
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