A diferencia de las impresiones normales, esta imagen está formada no con gotas de tinta, sino con pilares de unas pocas decenas de nanómetros de alto, terminados en nanodiscos de oro y plata.
De esta forma el color se consigue según el diámetro y espaciado de estas microestructuras, lo que cambia la luz reflejada y por tanto el color. Es una técnica llamada color estructural y gracias a ella se puede generar imágenes a todo color con esta inusitada resolución.
De hecho estos 100.000 dpi, 10 veces más que las impresoras de mayor resolución creadas hasta la fecha, rozan el límite de la resolución óptica, más allá de la cual las formas y colores se funden y se vuelven indistinguibles.
Esta impresora de ultrarresolución ha sido desarrollada por la Agencia para la Ciencia, Tecnología e Investigación de Singapur, y aunque por ahora es una prueba de concepto y no tiene una gran utilidad, más allá de crear microfilms para los diminutos, servirá para la mejora no sólo de las técnicas de impresión sino también de la nanotecnología.
Eso sí, no quiero ni pensar lo que tienen que costar el papel fotográfico y los cartuchos que usa, me pregunto si usarán nanodiscos sin marca para rellenarlos. [Nature]
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