Constance Guisset ha conseguido aunar estos dos conceptos en uno, de manera que pecera y jaula forman parte del otro. Los peces pueden así “disfrutar” de la compañía de los pájaros de la jaula mientras se preguntan como demonios pueden respirar bajo el agua e intentan huir sin éxito de pájaros desorientados que piensan que hay peces voladores.
Se trata de la nueva versión de la misma idea que tuvo hace un año, pero esta vez mejorada, para que tenga más visibilidad de la jaula y con una pecera optimizada, con más espacio para los peces y más segura e higiénica.
Quitando el hecho de no estar muy de acuerdo con el uso de este objeto hay que decir que la idea está curiosa. No sólo es práctico y ahorra espacio sino que además resulta bastante bonito. Me pregunto que pensarán el uno del otro cada vez que se crucen las miradas.— Dani Burón [MocoLoco]
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