Seguro que los aficionados a las películas de espías son buenos conocedores de esta cámara y de la marca Minox. El pequeño dispositivo, inventado en 1936, es parte de la herencia del espionaje y ahora se moderniza cambiando de cara y pasándose al mundo digital. Con un sensor que permite captar imágenes de 5 megapixeles, unas medidas aproximadas de 10,8 x 2,8 x 1,6 centímetros y un peso de 60 gramos esta minicámara pasará desapercibida perfectamente en un bolsillo o encubierta en un paquete de chicles o tabaco. Dispone además de batería de litio, unas lentes de 42mm, capacidad de almacenamiento de 16 Gb mediante tarjetas de memoria. Por un precio que ronda los 150 euros los aspirantes al MI6 pueden hacer sus pinitos de espionaje en la piscina de la comunidad de vecinos. Después sólo queda poner las fotos en el perfil de Facebook y esperar a que M nos llame. — Alberto Payo [Minox]
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