En cuanto a la manera de conectarnos a la web lo hacíamos con modems. Unos aparatos que convertían los datos que salían y entraban a nuestra máquina en sonidos para poder ser transmitidos a través de la red telefónica convencional. Esto implicaba dos cosas. Una, que la velocidad de conexión fuera extremadamente lenta, unos 3,6 o 5,6 KBps como mucho, y otra que era imposible utilizar nuestro teléfono mientras estábamos conectados, lo cual cabreaba enormemente e nuestras respectivas madres.
En cuanto al contenido de la web la marca de la casa de esa época era la Comic Sans Serif, un tipo de letra que decía “somo graciosos”, menos mal que se dejó de usar. Otra asquerosa característica eran los GIF’s animados que inundaban la web por doquier.
Pero la que se lleva la palma, sin duda, era los archivos musicales MIDI incrustados en el código fuente que chirriaban cada vez que cargábamos una página. Se me ponen los pelos de punta sólo de recordarlo.
Si con todo esto no se te ha puesto la carne de gallina hecha un vistazo a la peor web del mundo [The World Worst Website Ever]
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