Vale, ya sabemos que ver como se cargan estúpidamente ambos gadgets no sólo duele en el alma, sino que es un gasto absurdo. Pero por otro lado resulta fascinante ver el vídeo, sobre todo el de cámara lenta, y en que terminan convirtiéndose.
Versión Slow-mo para tecnosádicos
Eso sí resulta sorprendente como el iPhone 5 se desintegra en unos segundos, mientras que el Galaxy SIII aguanta como un verdadero campeón hasta casi el final, en el que, como cabía esperar tras ver cualquier vídeo de Will it Blend?, termina siendo pulverizado.
¿El porqué? Pues puede que por la forma, o por el hecho de que al poder desmontarse la batería, se separa en piezas que pesan menos y se elevan cada vez que reciben un primer golpe, o simplemente pura suerte en la manera de colocarlos al principio.
Sea cual sea la razón, resulta curioso ver como dos objetos de deseo que tanto dan que hablar, tras pasar por la licuadora se convierten en prácticamente lo mismo, un montón de polvo al igual que nosotros tras la muerte.
Moraleja dual: lo primero es no meter tu smartphone en una licuadora, lo segundo que el fanatismo no lleva a nada y hay cosas mucho más importantes que un simple smartphone. [Blendtec]
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