Las dos novelas más conocidas y populares de Bradbury fueron escritas hace más de medio siglo.
“Crónicas marcianas” y “Fahrenheit 451” salieron de la imprenta en 1950 y 1953, respectivamente, y aunque al escritor le gustaba más que se refiriesen a él como crador de fantasía que de ciencia-ficción lo cierto es que supo avanzar en sus creaciones ideas, conceptos y dispositivos que entonces pertenecían únicamente al territorio de la imaginación y que hoy podemos utilizar en nuestra vida cotidiana.
Algunas de esas predicciones que se cumplieron son, por ejemplo, los auriculares. En la citada “Fahrenheit 451” los protagonistas llevan en los oidos unos audífonos con los que se comunican entre sí como nuestros actuales “pinganillos” Bluetooth.
También describió en esa misma obra enormes pantallas planas que son fácilmente identificables con lo que ahora podemos ver en los salones domésticos. Igualmente describía una tecnología de “muro digital” mediante la que los habitantes de esa distopía se comunicaban entre si.
En el relato “El peatón” (1951) Bradbury ponía el acento en una sociedad aislada al prestar sus integrantes más atención al entorno digital que a sus propias vidas. El protagonista, el peatón del título, es arrestado por salir a pasear por la solitaria calle y por no tener un televisor. También en ese relato aparece un vehículo que se conduce a si mismo, que piensa por si mismo y que apresa al peatón que no tenía tele para llevarlo a un sanatorio mental. Esperemos que el coche de conduccion autónoma de Google no llegue a tanto.
La vigilancia electrónica tampoco fue ajena a la pluma imaginativa de Bradbury. Denunciando la situación antes de que se produjera, ya anticipaba circuitos cerrados de televisión que vigilaban a los habitantes de las ciudades.
En “Fahrenheit 451” se ponía también el ojo crítico en el sensacionalismo de la cobertura informativa de los medios. Se creen los de “Sálvame” que han inventado el agua fría.
No estrictamente dinero, pero sí avanzó la existencia de cajeros automáticos de los que se podía obtener información las 24 horas del día sobre la cuenta corriente y la transacciones comerciales del interesado.
Sobre la inteligencia artificial también escribió en “Crónicas marcianas” o “Fantasmas de lo nuevo”, contemplando incluso la posibilidad de que las máquinas tuviesen sentimientos.
Y por último, para un visionario escritor de anticipación, tenía su lógica terminar hablando de libros electrónicos. En sutil referencia a “Fahrenheit 451”, novela en la que los libros estaban prohibidos y una brigada de “bomberos” acudía presto a quemar cualquier ejemplar, Bradbury temía que en algún momento del futuro terminasen por desaparecer las ediciones en papel. Sus palabras al respecto fueron “los e-books huelen a combustible quemado“.
Esperemos que estuviese equivocado en esa predicción. ─[The Washington Post / Cartoon a day]
[Traducción del titular de la caricatura: El Diario Marciano: Ray Bradbury vuelve a casa. Nuestro Tesoro Nacional Ray Bradbury ha fingido su propia muerte y planea regresar a Marte tras 91 años de su experimento en la Tierra. Millones de terrícolas lloran su fallecimiento mientras los marcianos se congratulan por su regreso a casa. Probablemente comparta la cápsula de retorno con Elvis.]
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