“Me alojaron en un dormitorio que tenía diez literas de tres camas, acomodando por tanto a 30 personas. Aunque muchos no quisieron quedarse ahí en ese momento, la gestión nos dijo que era mucho mejor que otros dormitorios del lugar, compartidos por cientos de trabajadores… El aprendizaje empezó inmediatamente, en el segundo día después de nuestra llegada. Al principio pensé que nos enseñaría habilidades operativas profesionales y conocimientos pero, en su ligar, aprendimos las normas de la fábrica, la cultura y el conocimiento del concepto empresarial de Foxconn. Ahora, puedo decir con seguridad que el aprendizaje es parte del proceso de lavado de cerebro de Foxconn. Un supervisor nos dijo que el trabajo en Foxconn requiere obediencia total; no necesitas se inteligente o ser muy habilidoso. Después de una semana de aprendizaje, comprendimos que en Foxconn, no deberíamos tratarnos como seres humanos, simplemente somos máquinas. Esa semana también nos hicieron una revisión médica, una prueba de sangre muy simple, una de presión sanguínea y otra de visión. Nunca nos dieron los resultados.” — Rafa M. Claudín [China Labor Watch vía Silicon Alley Insider]
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