Concretamente se trata del PGC-1 y se encarga de regular el número de mitocondrias en las celulas, que sirven para obtener energía de los nutrientes. Pues bien, numerosos estudios han comprobado que las dietas hipocalóricas ralentizan el envejecimiento, así que han probado a “overclockear” el PGC-1 para ver que pasaba.
El efecto, al menos en las moscas de la fruta, es muy parecido a la dieta hipocalórica y han conseguido que las moscas genéticamente alteradas vivieran entre un 20 y un 50% más.
Los investigadores son un equipo conjunto de Salk Institute for Biological Studies y la Universidad de California, y creen que pueda ser la clave para una mayor longevidad sin necesidad de seguir la dieta de Angelina Jolie.
Queda por ver si se consigue el mismo efecto en primates y en última instancia en los humanos, en cuyo caso deberíamos prepararnos para que nos aumenten la edad de jubilación ostensiblemente. [Cell]
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