El confinamiento, además del teletrabajo también provocó un aumento del consumo de televisión online y este fue el motivo por el que se saturó la calidad de las redes. Pero un estudio publicado por HostingExperto.es demostró que esto no fue un problema en las redes de telecomunicaciones españolas.
Sin saber muy bien aún si volveremos a vivir un nuevo confinamiento, contar con una conexión a Internet de calidad es un factor de cara a nuevas restricciones de movilidad. Internet nos ha mantenido en contacto con nuestros seres queridos, además de permitirnos seguir disfrutando de nuestro entretenimiento online preferido. Y, por supuesto, ha sido la pieza clave para implantar el teletrabajo y nuevas dinámicas para las empresas.
Para entender la importancia de este elemento, solo hace falta ver cómo en España la velocidad de Internet cayó durante el confinamiento debido al uso del mismo. Concretamente, según Robert Brandl, Fundador de HostingExperto.es, “en el período del 14 de marzo al 20 de junio de este año la velocidad media cayó un 6,6%, pasando de los 63,24 MB por segundo a los 59,03”.
“Hay que recordar que el confinamiento en España fue más duro que en otros países, lo que hizo que nuestra infraestructura sufriera más estrés”, aclara el especialista. Debido al encierro, gran parte de la población se conectó a la red para hablar con sus familiares o ver los últimos estrenos de sus series favoritas. En este sentido, reconoce Brandl, “las plataformas de streaming como Netflix o YouTube se vieron forzadas a bajar la calidad de sus vídeos para evitar colapsar las conexiones”.
A pesar de ello, matiza: “el tiempo nos ha demostrado que la infraestructura de telecomunicaciones aguantó muy bien en nuestro país: la bajada no provocó grandes problemas para la mayoría de usuarios, ni hubo colapsos o ‘apagones’ durante el confinamiento”. Esto es posible gracias a la gran calidad de las redes de telecomunicaciones españolas. De hecho, nuestro país se sitúa en el puesto número 12 del ránking mundial en cuanto a velocidad de descarga, por delante de potencias como EEUU o Francia.
“Actualmente tenemos una ventaja competitiva en este sentido”, señala orgulloso Brandl. Gracias a esto, muchas empresas han tenido y están teniendo la posibilidad de optar por el trabajo en remoto, lo que “puede significar una gran oportunidad para España para atraer inversión extranjera en busca de buenas redes de telecomunicaciones, y los trabajadores aumentar su productividad”, añade.
“El cambio de paradigma tiene retos sociales que hemos de afrontar”, alerta Brandl. “Si todo el mundo se va a mover al mundo online, deberíamos asegurarnos de que nadie se queda atrás. Hay que ofrecer conexiones de Internet de alta velocidad en todo el territorio, incluso en áreas rurales, y hacerlas aptas para todos los bolsillos, de manera que los ciudadanos sin recursos no se queden fuera”, analiza.
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