Con un crecimiento del PIB de sólo el 0,1% y unas exportaciones en máximos históricos, está claro que las mejores oportunidades para las empresas españolas, tanto las consolidadas como las que inician su andadura, están en el exterior. Mercados extranjeros hay muchos: la cercana Unión Europea, el pujante continente asiático, el gigante estadounidense… Aunque, por afinidad histórica y lingüística, hay una región a la que muchas empresas nacionales miran en primer lugar cuando diseñan sus planes de internacionalización: Latinoamérica.
Dentro de esta región, hay seis países que destacan por el desarrollo de start-ups y la innovación tecnológica: Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México y Perú. La creación de nuevas empresas de base tecnológica, con un elevado potencial de crecimiento es un fenómeno cada vez más importante en estas naciones, tanto en lo que se refiere a iniciativas del sector privado como a políticas públicas.
Según el Centro de Desarrollo de la OCDE, en Latinoamérica los países tienen enfoques distintos a la hora de definir el marco de creación de nuevas empresas y proyectos. En Argentina y Brasil se apoyan en nuevos emprendimientos de base tecnológica, en Chile se privilegian las empresas de alto crecimiento, mientras que en Colombia y Perú se diseñan instrumentos que fomenten la creación de start-ups relacionadas con las TIC.
Las principales barreras a las que se enfrentan las empresas que quieren implantarse en América Latina son tres: baja disponibilidad de financiación –aunque esto difícilmente puede pillar de sorpresa a un emprendedor español-, escaso dinamismo de los sistemas nacionales de innovación y un marco regulatorio que, en muchos casos, dificulta la creación y el cierre de empresas.
No obstante, los países latinoamericanos presentan interesantes oportunidades. Por ejemplo, Argentina cuenta con el potencial de los grandes proyectos de investigación científica y las colaboraciones público-privadas, además de un eficaz sistema de incubadoras y capacitación empresarial.
Colombia y Perú, por su parte, presentan experiencias a tener en cuenta en el diseño de nuevos esquemas que apuntan a integrar la oferta de financiación con los servicios de capacitación. En cuanto a México, resulta interesante la transferencia tecnológica entre universidad y empresa, que redunda en el número de compañías que salen de los laboratorios universitarios.
En cuanto a Brasil y Chile, son los países de la zona donde la creación de empresas y la inversión exterior están más desarrolladas. La financiación, tanto en capital semilla como en capital riesgo y ángeles inversores, es bastante madura en ambos. También las incubadoras y los servicios de capacitación empresarial están ya implantados, aunque las aceleradoras se encuentran aún en fase de desarrollo.
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