Hay mucha más gente de la que piensas cuya infancia fue marcada por los Gusiluz y sobre todo, por el momento, en el que sus mascotas de noche fueron arrebatadas de sus brazos. Una de estas personas es la diseñadora italiana Francesca Lanzavecchia, que ha creado esta especie de estructuras orgánicas que sirven como almohada, compañero de cama o incluso elemento disuasorio de visitas non gratas si se les pintan un par de ojos y unos dientes. Estos blandos acompañantes están disponibles en varios tamaños y proporcionan además de calor, luz. Si alguna vez te preguntaste qué pasaría si se mezclaran genéticamente un Risketo y un espermatozoide aquí tienes la respuesta. — Alberto Payo [Francesca Lanzavecchia]
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