Varios estudios han encontrado que estar pegado/a al correo electrónico puede generar cansancio, frustración, estrés, etc. Además, las nuevas fórmulas de teletrabajo o trabajo híbrido habrían agravado la situación, con un mayor uso de esta herramienta como canal de comunicación y quizás algunos emails que se mandan a deshora.
En ciertos trabajos, como el que tenemos los periodistas, el número de correos que recibimos en nuestras bandejas de email es muy elevado. Obviamente, no se puede controlar el volumen, aunque sí que podemos tratar de controlar nuestro comportamiento. Así lo señala Kostadin Kushlev, profesor asistente de psicología en la Universidad de Georgetown.
Este ha realizado una investigación para ver cómo se puede gestionar de manera más adecuada las consultas o cuál es el número de veces idóneo que deberíamos abrir nuestro inbox al día, de la que se hace eco The Fast Company.
“Me di cuenta de que pasaba mucho tiempo consultando el correo electrónico y no siempre era muy productivo. Escribir requiere mucha concentración y estaba distraído con mi buzón de email”, comenta el profesor.
Kushlev realizó un experimento con dos grupos de personas: uno que revisaba su correo electrónico durante todo el día y otro que lo miraba solo de tres a cinco veces al día. Después de una semana, invirtió los roles. El grupo que tenía acceso limitado ahora podía consultar su correo electrónico en cualquier momento. Al grupo que no tenía restricciones ahora se le dijo que revisara el email de tres a cinco veces al día.
Al hacer el cambio de grupo el psicólogo puedo ahondar en cómo se siente las personas cuando ven limitadas (o no) las consultas al correo electrónico.
Tras concluir la semana los participantes calificaron sus niveles de estrés. Aquellas que solo lo miraban de tres a cinco veces cada día informaron de un estrés diario significativamente menor que durante su semana de uso ilimitado. La cifra media de acceso sin restricciones llegó a ser de 15 comprobaciones diarias.
El trabajo muestra que además de ofrecer menos distracciones las personas tenían niveles más altos de bienestar cuando se marcaban límites. “Cuando las personas están menos estresadas, se sienten más conectadas socialmente”, señala Kushlev. “También percibieron que eran productivas. La consulta frecuente del correo electrónico es una de las fuentes más comunes de cambio de tareas para el trabajador de la información moderno”.
Cada email supone una notificación que puede hacernos perder la concentración. En este sentido el autor del estudio recomienda desactivarlas.
“De alguna manera, las notificaciones nos dan pequeños impulsos de dopamina”, indica Kushlev. “Indican algo nuevo o algo interesante. Es tentador ver qué es eso nuevo que ha llegado. Si estás tratando de concentrarte en una tarea, ignorar la notificación es algo complicado”.
El autor del estudio afirma que no hay un número mágico de veces para chequear el correo al día. Tres o cinco sería solo una cantidad arbitraria. La mejor manera, en su opinión, sería marcarse un límite personal que permita mantener el equilibrio entre la concentración y mantenerse al día con las comunicaciones.
“La clave está en tomar el control de tu email. Sé más intencional. Tú decides cuándo revisas tu correo electrónico, no dejes que un mensaje entrante te diga cuándo hacerlo“.
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