El “terminal” se realizó haciendo un agujero en el talón del zapato, donde se han incluido algunas partes de un móvil corriente esenciales para la comunicación, así como un auricular Bluetooth, gracias al cual es posible hacer llamadas mediante comandos de voz. Además, mediante los agujeros perforados en el talón, se accede a unos botones improvisados que funcionan como controles. Todo muy funcional para quien no le importe ponerse en la oreja la mierda que se va cogiendo por el suelo según se anda, claro.
El joven inventor afirma que el zapatófono podría tener grandes posibilidades en la industria médica para ayudar a la gente a transmitir los datos de los biosensores y otras bobadas. ¡Qué decepción! ¿Qué pasa con sus usos espías? ¿Y para cuándo el modelo chancla (con calcetines blancos, por supuesto)? —Alberto Payo [Instructables]
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