Llega la primera máquina vending en la que se paga con datos

Innovación

Todos los datos gestionados en la aplicación quedan alojados de forma segura y con acceso restringido en el servidor.

Los expertos llevan ya tiempo teorizando sobre la nueva moneda: los datos. Y teniendo esto en cuenta, Shackleton ha decidido ponerlo en práctica con Data Pro Quo, una máquina vending en la que los productos se pagan con datos.

Con añadir tu email, responder un par de preguntas o completar un cuestionario puedes comprar desde un smoothie hasta unos airpods. Shackleton ha colaborado con el equipo de Innovación de Accenture Interactive, así como con el Taller Kenai para la construcción de las máquinas y Evoca Group, compañía multinacional referente en el sector de máquinas vending. Concebida para entornos B2B, su objetivo va más allá de hacer material el nuevo paradigma de los negocios y captar datos reales. La V1 ya está instalada y funcionando en el Digital Hub de Accenture en Madrid.

De la misma manera que lo haría en otra máquina vending “normal”, el usuario decide cuál es el artículo que desea comprar, con la diferencia de que no hay una ranura por donde insertar dinero en efectivo, ni tampoco una TPV para tarjeta. En su lugar hay una pantalla donde debe responder a una serie de preguntas sencillas.

“Está bien hablar de innovación y del valor de los datos, pero Data Pro Quo es, una vez más, comunicar con hechos”, ha señalado Pablo Alzugaray, CEO de Shackleton.

Carmen López Muñoz, Managing Director de Accenture Interactive, comentaba: “La experiencia es el nuevo campo de juego en el que se necesita diseño y creatividad, pero también estrategia de negocio, tecnología y datos. El uso de estos últimos en la toma de decisiones es fundamental. Por ello, hay que ir hacia un modelo cada vez más inteligente, tanto de operaciones como de procesos”.

Data Pro Quo cuenta con un surtido de 55 productos diferentes (32 alimentos y bebidas y 13 referencias de papelería de diseño y 10 items de electrónica) distribuidos en tres categorías de “precio” (A, B y C) que se corresponden con sendos grupos de preguntas. Los productos de la categoría A requieren responder a las preguntas A, y así sucesivamente.

Ha sido un reto plantear toda la interfaz de comunicación con el usuario a través de la pantalla táctil, con el sistema de preguntas y respuestas y la valoración de las mismas. Se ha dotado a la máquina de un servidor interno que posibilita, no sólo almacenar la data obtenida, si no personalizar las preguntas, renovar el catálogo de productos y, en general, permitir una operativa flexible en cualquier contexto.

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