El equipo, encabezado por Michael Jenkins, situó un láser a sólo un milímetro del corazón del embrión. Los pulsos de luz generados por el aparato generaron un gradiente de temperatura que propició las contracciones musculares. Observando que los láseres pueden regular los latidos del corazón sin daño alguno, los científicos creen que algún día se podrán crear marcapasos que no requieran cirugía invasiva o electrodos (que pueden dañar el corazón).
Es más: el uso de estos láseres podría dar lugar a marcapasos preventivos, ya que un latido más regular significa un corazón más sano, afirma Jenkins. Aún falta mucho para pasar de embriones de codorniz a humanos, pero parece que los láseres, si no los usamos para matarnos, podremos usarlos también para vivir más tiempo. Otro ejemplo de que la tecnología es amoral, todo depende del uso que queramos darle. [Nature Photonics vía PopSci]
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