El doctor Jason Kring, de la Universidad aeronáutica Embry-Riddle de Florida, está presionando a la NASA para que investigue el sexo en el espacio y la posibilidad de embarazos en gravedad cero. Aparentemente, podría haber problemas potenciales, como los efectos del sudor excesivo y la baja presión sanguínea que podrían afectar al sexo en gravedad cero, así como potenciales dificultades con la píldora (como con otros medicamentos), que podría no funcionar bien.
También señala que debería haber espacios privados en las próximas misiones a la luna y que, como el comer y el beber, el sexo es una función básica del ser humano. “No tiene sentido asumir que esos hombres y mujeres no van a pensar el sexo en tres años”. (¡Pero si pensamos en él cientos, quizá miles, de veces al día!) Tres años es el tiempo aproximado que se calcula para misiones a Marte. Una lástima que para estos temas la NASA sea tan pacata como un convento de clausura. — Rafa M. Claudín [The Telegraph]
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