Los barcos gastan una gran cantidad de energía empujando el agua a su alrededor para abrirse paso y avanzar, y la idea básica de estos ingenieros es reducir ese gasto dejando pasar y fluir grandes cantidades de la misma a través del casco. Esto se consigue creando cavidades y conducciones a través del cuerpo del navío logrando así reducir la masa de fluido que habría que desplazar.
Mediante la colocación de unas pequeñas bombas se intentaría igualar la velocidad del agua que atraviesa el navío con la que lo rodea y así un buque con este innovador diseño experimentaría una resistencia al avance mucho menor, disminuyendo el gasto de combustible. Ya sé lo que pensáis ¿Y esas bombas no tienen también un consumo? Pues sí, pero según los cálculos presentados por el director del proyecto, Yaroslav Urzhumov, este gasto sería mucho menor que el beneficio obtenido.
Aunque parece que el aspecto exterior de los barcos no ha variado mucho en miles de años está claro que la ingeniería naval también avanza. Me gustaría ver uno de estos diseños en funcionamiento. Quién sabe, en poco tiempo igual podremos disfrutar de travesías marítimas en navíos “perforados”, y puede que como en el seaQuest DSV un delfín parlanchín nos amenice el viaje desde dentro del buque. ─ [Popsci]
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