La culpa de todo esto la tiene el hexacianoferrato de cobre, que en unas pruebas realizadas por la Universidad de Stanford ha resultado un excelente candidato para la creación de cátodos en baterías enormes.
La estructura de los cristales permiten que iones de potasio hidratado puedan moverse libremente sin dañarlo, ofreciendo un 80% de su capacidad tras 40.000 ciclos de carga y descarga, y que además se realizan mucho más rápido gracias a que las partículas del material tienen sólo unos 100 átomos.
Según sus creadores esto supone baterías con una vida útil de unos 30 años. No servirán de mucho para pequeños dispositivos, pero si tendrán una grandísima utilidad para el tendido eléctrico.
El único problema es que ahora tienen que encontrar un material diferente para el ánodo, y aunque han encontrado algunos siguen buscando uno tan fácilmente fabricable a larga escala como el hexacianoferrato de cobre. [Nature Communications]
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