Una investigación realizada por la Universidad de Binghamton de Nueva York ha analizado ligeras variaciones creadas por los sensores de imagen de cada cámara para identificar imágenes únicas.
Los datos de la investigación están siendo especialmente útiles para la lucha contra la pornografía infantil. “La defensa de esta clase de casos a menudo se basa en que las imágenes no fueron tomadas por el propietario de la cámara”, ha destacado Jessica Fridrich, profesora de ingeniería de la Universidad de Binghamton, que supervisa la investigación. “Pero si se puede demostrar que las imágenes originales proceden del teléfono móvil o cámara del sujeto, entonces las cosas podrían empezar a cambiar”, continúa Fridrich.
En términos técnicos, Fridrich y su equipo descubrieron que cada imagen digital cuenta con un patrón de ruido a nivel de píxel y que no es uniforme. Como si fueran huellas dactilares, esos patrones de ruido serán consistentes en todas las imágenes realizadas por la misma cámara. En las pruebas preliminares se analizaron 2.700 imágenes realizadas con nueve cámaras diferentes y el nivel de fiabilidad fue del 100 por ciento. Hay que destacar que la técnica no funciona con una única fotografía, sino que los investigadores deberían tener la cámara o múltiples imágenes para conseguir ese patrón de ruido.
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