Los tipos de empleados que te están costando más dinero
¿Tienes el equipo perfecto para que tu empresa alcance el máximo de su potencial?
Tener una empresa no es fácil. Hay muchas cosas que es necesario tener en cuenta y no todas pueden medirse en términos económicos claros y directos; puedes saber qué producto o servicio te hizo perder dinero e incluso apuntar a una causa, pero hay muchos factores que nunca considerarás, muchas relaciones difíciles de hacer. Y, por supuesto, está el potencial que quizá no estés alcanzando.
¿Cómo medir todo esto? Es muy complicado, pero lo que sí puedes hacer es intentar asegurarte de que todo en el negocio está en el mejor estado posible. Esto incluye a los empleados: no se trata solo de valorar su trabajo y rendimiento, sino también de reconocer actitudes o características que pueden no estar ayudando a ir más allá. Estos son los 5 empleados que te cuestan más dinero:
- Los tóxicos. Siguen en la empresa porque muchas veces no llega a la dirección su actitud (con el jefe no son tóxicos) y porque normalmente se venden muy bien. En muchos casos son también empleados estrella: esos que siempre cumplen y superan las expectativas. Pero ¿y si su mala actitud con respecto al resto del equipo está haciendo que la empresa en conjunto rinda menos? No hay nada peor para la productividad que un mal ambiente de trabajo. Puede ser duro, pero detectar y despedir (o hacerles cambiar de actitud) a esos empleados tóxicos es mejor a largo plazo
- Los que no escriben bien. Es fácil creer que para muchos puestos no hace falta ser capaz de expresarse bien por escrito, pero en el momento que cualquier empleado va a tener que escribir un mail, un informe o una memoria esta habilidad se vuelve crítica. Perdemos tiempo intentando entender qué nos quieren decir, surgen malentendidos, y pueden hasta tomarse decisiones erróneas por no haber entendido bien un informe.
- Los estresados. Aquí debes tener cuidado antes de ponerte a despedir (siempre, en realidad). Pregúntate por qué está ese empleado estresado y si ves esas señales en más trabajadores. Podrían ser temas de su vida personal –pregunta e intenta entender, la empatía también ahorra millones– o su estrés podría estar directamente relacionado con el trabajo. ¿Qué puedes hacer para mejorar esa situación? Mejora el ambiente, aumenta la sensación de seguridad del empleo, asegúrate de que todas las vías de comunicación están abiertas.
- Los aburridos. Tan costoso como un empleado agobiado es uno aburrido. Puede estarlo por no tener mucho que hacer o por un trabajo monótono y repetitivo. Estos trabajadores suelen hacer menos de lo que pueden y, sobre todo, no aportarán nada extra, especialmente si creen que no se espera nada de ellos. Asegúrate de que todos tus empleados están satisfechos con sus tareas, que tienen suficiente (pero no demasiado) y que encuentran su trabajo estimulante y motivador. Si no es así, intenta dar con una forma en la que puedan aportar más.
- Los que más horas hacen. Una de las lacras de este país es que se valora demasiado el presentismo laboral: damos por hecho que los empleados que más horas pasan en la oficina son los que más rinden, cuando la realidad dista mucho de ser así. Para que un empleado de verdad rinda y aporte, necesita estar también descansado y relajado: tener horas para su vida personal, ser capaz de desconectar,… Estarán más felices y más sanos (menos bajas laborales), y trabajarán mucho mejor.