Lytro, la cámara con pinta de lápiz de labios que nunca tendrás que enfocar
Su cuerpo de aluminio anodizado presenta únicamente dos botones, uno para efectuar la foto y otro para encender y apagar la cámara.
Para gestionar el zoom hay una pequeña superficie táctil por la que al desplazar el dedo se indicará el nivel de ampliación deseado.
La gran novedad de esta cámara radica en su microlente que dispone de cientos de diminutas lentes que capturan los rayos de luz antes de que lleguen al sensor. De esta manera capturan la dirección en que viajan los rayos de luz y no sólo la suma de los mismos, como hace una lente tradicional. Posteriormente se reconstruye dicha información para formar la imagen capturada. Las cámaras Lytro vienen con un software específico para importar y procesar las imágenes. De momento dicho soft es sólo para Mac aunque la versión Windows está en camino.
Al visionar y/o editar la fotografía se incluye en la imagen la información de la luz de campo de forma que se puede enfocar la parte deseada de la fotografía. De hecho tras tomar una fotografía se puede tocar la pantalla táctil del visor para seleccionar la zona que se desee enfocar… repetimos, después de haber capturado la imagen, puesto que la tecnología de este tipo de cámaras capta toda la luz por lo que no existe el concepto de enfoque previo. Todo cuanto hay ante el objetivo, independientemente de su distancia al mismo, está “enfocado”, aunque de momento no está disponible la opción de tomar una instantánea con profundidad de campo infinita.
Otra curiosidad de este tipo de fotografía de captación del campo lumínico es que, por definición, la imagen es tridimensional. Por el momento no está disponible pero se está trabajando también en perfeccionar el algoritmo que permita convertir cualquier fotografía realizada con una cámara Lytro en 3D. Adicionalmente el efecto sería bien distinto de las 3D habituales porque para cada espectador la perspectiva sería diferente.
La tecnología de campo de luz fue desarrollada por el fundador de Lytro, el doctor Ren Ng, de la Universidad de Stanford sobre la miniaturización de dicha tecnología en un cuerpo sencillo de cámara fotográfica a fin de que tuviese una aplicación práctica en la vida cotidiana. Hasta ese momento sólo era posible en condiciones de laboratorio y mediante una parrilla especial con un centenar de cámaras situadas una junto a la otra en una matriz que ahora se ha conseguido comprimir en la Lytro gracias a la tecnología de las microlentes.