El equipo es el Poitiers Basket 86 francés, y sus malos resultados deportivos les llevó a una solución tan drástica como insólita, el utilizar un brazo robótico del parque Futuroscope para probar un nuevo sistema de entrenamiento.
3 veces a la semana los jugadores se van turnando en el robot y mientras cambia su posición y orientación a diferentes velocidades, ellos deben pasarle la pelota a sus compañeros en tierra y recoger las que les manden.
Al parecer, esto consigue mejorar enormemente su orientación espacial y equilibrio, lo que hace que jueguen mejor y aumente su precisión. Podría parecer una chorrada pseudocientífica más, pero lo cierto es que está dando unos resultados increíbles dejando de estar en peligro su permanencia en liga Pro A.
No sé si esto valdrá también para el fútbol, el tenis o los monociclos, pero si el Villarreal y Nadal siguen como últimamente, me parece que les voy a acompañar a darnos una vuelta por el Futuroscope también.— Dani Burón [Engadget]
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